viernes, 8 de agosto de 2008

Solución...

Hoy que el debate de la pena de muerte esta en la mesa del debate nacional, derivado esto del secuestro del joven Martí el cual en lo personal me ha llamado mucho la atención y hacerme la pregunta en que país estamos. Un país en donde las autoridades han sido rebasados por el crimen organizado y en todas las instituciones existe en menor o mayor grado la corrupción.
Ahora también se sabe que se pagó el secuestro, pero los mismos policías quienes son encargados de protegernos fueron los que literalmente se robaron el dinero del rescate, por lo que los secuestradores nunca recibieron el pago acordado ergo el final del joven Martí.
Pero sera la pena de muerte la solución a esta serie de crímenes, sera la solución para que a los ciudadanos de bien nos devuelvan la libertad que poco a poco el crimen organizado nos ha ido quitando...desde mi punto de vista no lo creo, no mientras nuestras policías sigan tan hundidas en la corrupción, mientras nuestro sistema legal sea tan vulnerable, y además de que por ejemplo en Estados Unidos donde existe la pena de muerte esto no ha sido la respuesta para disminuir los crimenes en esa nación.
Y que decir que en cuanto van a ejecutar a algún criminal empiezan las protestas de los defensores de los derechos humanos como se ha vio en este ultimo mes por intentar evitar la ejecución de alguien que nació en territorio mexicano, un señor de apellido Medellín.
Entiendo el argumento de que el hombre no es Dios para matar a su semejante, pero también como defender a un criminal como este. Basta con recordar un extracto del testimonio de los familiares de las dos niñas (Jennifer Ertman y Elizabeth Peña, 14 y 16 años) violadas y asesinadas en 1993 por ese señor Medellín y tres compañeros (Cantú, Pérez, O’Brien) de una banda conocida como Blancos y negros:

“Las violaron repetidamente durante más de una hora y se vanagloriaron de arrancarles sangre virgen (…) Después de violarlas empezaron a ahorcar a Jennifer con su propio cinturón. Cuando Medellín decía “la puta no se muere”, el cinturón con el que trataban de ahogarla, del cual jalaba un joven de cada lado, se rompió. Por eso tuvieron que ahorcarla con sus propias manos. Después saltaron encima de ella y le rompieron las costillas, querían asegurarse que estuviera muerta. Elizabeth, severamente golpeada, les suplicó que la dejaran ir. Les prometió que se dejaría violar…”. Creo que no tiene caso seguir.

¿Pena de muerte? Está casi empíricamente solventado que no resuelve el problema de la delincuencia y el crimen, que no vale lo que cuesta. Pero de mi parte, ni una lágrima por Medellín. Ni una por los miles de medellines, presos o libres.
Pero si muchas pero muchas lágrimas, mucha tristeza, indignación, enojo, por todos aquellos casos como el de alejandro martí, esos casos de los que no sabe nada en este país donde no pasa nada...

2 comentarios:

Lau dijo...

Hola! Pues yo si estoy a favor, ellos no respetan la integridad de la vida humana, ¿por qué han de ser respetados? Esto va más allá de secuestradores, ¿qué me dices de los levantones que se viven aqui en Coatza? Ya es más común saber que "el primo de mi vecino" o "el esposo de mi amiga" o "el doctor que estaba dando consulta" desaparecieron unos días. ¿Qué me dices de aquel tipo que casi nos arranca a nuestro amigo de una puñalada hace un año? Que me disculpen, los criminales no conocen el respeto, por eso reciben este nombre. ¿Por qué habría yo como ciudadana favorecer que sigan haciendo de las suyas?
He de decir que lo que me parece peligroso es legislar en base a tragedias como esta, esperar a que alguien muera de esta menera cruel en la que el niño (no era un joven) Marti lo hizo.
Saludines Pancho

Lau dijo...

Fijate Pancho que el comentario anterior lo hice sin imaginar siquiera lo q sucedería. Como comenté en mi blog, resultó ser que conocí a Fernando Marti y no lo sabía. Hace unos días me dieron la noticia. Leo otra vez el comentario anterior y me pregunto a mi misma si el hecho de que fuera alguien que conocí al que le tocó vivir esta desgracia cambia en algo mi opinión. Todavía no encuentro la respuesta o tal vez no la quiero encontrar.
El viernes te vi enfrente del taller cuando pasé en un taxi.
Saludos!