Diferencias entre triunfar y valer madres...

En México Calderón la toma de la presidencia fue así entrando y saliendo por la cocina. A Obama le hacen reverencia Bono, Shakira, Aretha Franklin, solo falto el principe de la canción José José.

George Bush aterriza a las tres de la tarde en los jardines de la Casa Blanca. Una multitud de ciudadanos tal vez como nosotros comunes y corrientes, nuca falta la cámara del celular o las cámaras caseras en mano, lo recibe a cero grados centígrados. No lo vitorean ni le incriminan: lo retratan, lo graban para convertirlo en algo para el recuerdo.

Bush, el presidente con el mayor rechazo que se recuerde en Estados Unidos, baja del helicóptero, posa, sobrevive, como con cara de “hay obama no sabes en la que te metiste”. Lo que hubieran dado López Portillo o Fox por un instante así.
Los estadounidenses hacen, inexorablemente, un paralelismo con las llegadas al poder de John F. Kennedy y Barack Obama. No lo parece, pero son 48 años entre un hombre esperanza y otro. El paralelismo es de emoción y orgullo.

Caminaron en la luna, consolidaron las mejores universidades, vieron pasar a Luther King, a Bob Dylan, a Bill Gates, a Michael Jordan; al pop y al hip hop; revolucionaron la vida cotidiana con sus máquinas y diseños, desarrollaron internet, pusieron el ingreso per cápita en casi 50 mil dólares anuales. También sucumbieron en Vietnam e Irak. Pero de Kennedy a Obama jamás dejaron de ser orgullosamente “America”.

En el 61 no existían para fines prácticos Corea del Sur ni Singapur y nosotros mirábamos hacia abajo a España y Portugal. Chile era un pintoresco país sudamericano y Canadá algo así como la tundra. Pero ya desde entonces (de Kennedy a Ford, de Reagan a Bush hijo, al que los turistas le toman fotos a cero grados).

Lo verdaderamente triste es que les valemos madre a los gringos. Allá, como sea, se expandieron las libertades. Aquí, los privilegios.

Que no caiga, que no caiga!!!