Espacios Periodísticos...

A 12 meses en los que la sociedad mexicana perdió un importante espacio de información, análisis y opinión hoy nos encontramos con el regreso de Carmen Aristegui en la radio. En esta “democracia ficción” que se vive en México contar con medios o espacios plurales de comunicación es un asunto poco común, por ello, el regreso de Carmen Aristegui a la radio mexicana es algo que se debe agradecer.

En estos días donde el control de los medios de comunicación de nuestro país se concentra en manos de unos cuantos, donde los intereses de los dueños de estos medios son totalmente distintos a las necesidades y exigencias de información que nuestra sociedad demanda.

La sociedad conoce bien los trabajos profesionales de Aristegui, Miguel Angel Granados Chapa, Javier Solórzano, Abraham Zabludovsky, Raymundo Rivapalacios, sus equipos y colaboradores, basados en el sentido crítico, imparcial y analítico que les han caracterizado a la hora de abordar muchos de los temas que en otros espacios y medios no se informaron y que les han ganado tantos radioescuchas y lectores en todo el territorio nacional.

El trabajo periodístico independiente es fundamental debido a los temas que aborda, y en este sentido hay más camino por recorrer en nuestro país, pues en los últimos años un cuarteto informativo ha dominado casi todo los medios de comunicación, incluidos los impresos: política, espectáculos, deportes sin olvidar a la reina de todas, la nota roja.

Aunque también hay que decirlo no todos los espacios son buenos por ejemplo en Coatzacoalcos donde cualquiera se dice periodista como el caso de la señorita Palafox que se cree y se compara como la Aristegui porteña, o el señor Lagunes que solo escribe bien o mal dependiendo de su remuneración económica, solo por nombrar algunos, es por eso que debemos exigir verdaderos medios plurales y que muestren todas las aristas de los temas que nos interesan, eliminando por completo que unos cuantos sigan dictando lo que debemos leer, ver y escuchar los mexicanos.

La libertad de expresión es uno de los principales derechos humanos y políticos, pero también es uno de los más frágiles; así lo demostró el golpe a Monitor, la salida de Aristegui de W Radio, y muchos otros ejemplos a lo largo de nuestra historia reciente.

Los intereses de una sociedad no pueden estar tan limitados a las temáticas o “fuentes” abordadas por los medios. Hoy más que nunca, los medios deben estar obligados a escuchar e interactuar con la sociedad e informar lo que realmente nos interesa y lo que es de vital importancia para México. ¿Cómo? Esa es la cuestión.

He ahí el reto.

Que no caiga, que no caiga...